El Futuro Fascinante, por David Pawson


Nuestra actitud hacia el futuro es ambigua, una mezcla de temor y fascinaciĆ³n. Queremos saber lo que va a pasarnos a nosotros y al resto de la raza humana - ¡y no queremos saber! Si fuera posible, ¿quiĆ©n de nosotros quisiera saber la fecha de nuestra muerte o del fin del mundo?

Somos la primera generaciĆ³n que vive con la posibilidad de que ambas fechas pueden coincidir. En una encuesta, la mitad de los adolescentes creĆ­a que su muerte y la muerte de nuestro planeta serĆ­an simultĆ”neas. Ya sea mediante un holocausto nuclear (un temor decreciente) o por contaminaciĆ³n ambiental (un temor creciente), los dĆ­as de vida sobre la tierra parecen estar contados.

De nuevo, nuestra reacciĆ³n es inconsistente, aun contradictoria. Por un lado, muchos intentan olvidarse del futuro y tratan de exprimir la mayor cantidad de propĆ³sito y placer posible del presente. "Comamos y bebamos, porque maƱana moriremos" (¡esto estĆ” realmente en la Biblia! IsaĆ­as 22:13, citado en 1 Corintios 15:32). "Existencialismo" es el nombre para esta filosofĆ­a de vida, y estĆ” muy extendida.

Por el otro lado, hay mƔs interƩs en el futuro y en los esfuerzos por cambiarlo que nunca antes, un entusiasmo que orilla el pƔnico. Las actitudes cubren un amplio espectro, desde el optimismo exaltado hasta el pesimismo depresivo, a veces pasando de un extremo al otro y desde la fe hasta el fatalismo.

Hablando ampliamente, hay tres formas en que podemos penetrar el velo que oculta el futuro de nosotros.

Primero, el mĆ©todo supersticioso. La adivinaciĆ³n es una prĆ”ctica antigua pero todavĆ­a muy viva. Los clarividentes y los mĆ©diums, las bolas de cristal y las tablas de 'huija', las cartas del tarot y las hojas de tĆ© - hay muchas formas. Seis de cada diez hombres y siete de cada diez mujeres leen sus horĆ³scopos cada dĆ­a; ningĆŗn diario o revista popular se atreverĆ­a a descuidar las estrellas. Y, sin embargo, se estima que ninguno de estos canales ha acertado mĆ”s del 5%, lo que significa que estĆ”n al menos un 95% equivocados. SĆ³lo aquellos dispuestos o que quieren ser engaƱados se olvidan de los errores y se concentran en los pocos aciertos.

Segundo, el mĆ©todo cientĆ­fico. La deducciĆ³n a partir de la observaciĆ³n es la herramienta bĆ”sica de la ciencia moderna. Calcular las tendencias presentes y proyectarlas es la preocupaciĆ³n de la "futurologĆ­a", como se denomina a la tĆ©cnica actualmente. Se estĆ”n estableciendo cĆ”tedras profesionales sobre este tema en universidades, especialmente aquellas que se especializan en la tecnologĆ­a. Las esferas industriales, comerciales y polĆ­ticas tienen sus "tanques de ideas." MĆ”s de un programa de computadora ha calculado la fecha probable del fin del mundo como el aƱo 2040 (tomando en cuenta el crecimiento de la poblaciĆ³n, los recursos de alimentos y de energĆ­a, la descomposiciĆ³n del medio ambiente, etc.). La precisiĆ³n media de los resultados publicados ha sido hasta ahora de alrededor del 25% o, para ponerlo en forma negativa, un 75% equivocado. Los pronĆ³sticos de corto plazo, como serĆ­a de esperar, son mucho mĆ”s confiables que los de largo plazo.

Tercero, el mĆ©todo escritural. La declaraciĆ³n acerca de eventos futuros es un rasgo caracterĆ­stico de la Biblia. Dice contener las palabras de Dios (¡"AsĆ­ dice el SeƱor" ocurre 3808 veces!), la Ćŗnica persona que estĆ” en una posiciĆ³n de "anunciar lo por venir desde el principio, y desde la antigĆ¼edad lo que aĆŗn no era hecho" (IsaĆ­as 46:10). MĆ”s de un cuarto de los versĆ­culos en la Biblia contiene una predicciĆ³n acerca del futuro. En total, 737 predicciones distintas son hechas, desde algunas hechas una sola vez hasta otras hechas cientos de veces.

De Ć©stas, 594 (mĆ”s del 80%) ya se han cumplido. Dado que aquellas que no se han cumplido tienen que ver con el fin del mundo, lo cual obviamente no ha ocurrido aĆŗn, la Biblia ha logrado en realidad un 100% de precisiĆ³n. Todo lo que puede haber ocurrido ya ha ocurrido, lo cual deberĆ­a ser una buena razĆ³n para confiar en que el resto tambiĆ©n se cumplirĆ”. (Estas estadĆ­sticas, con un anĆ”lisis detallado de cada predicciĆ³n, pueden encontrarse en la Encyclopedia of Biblical Prophecy by J. Barton Payne, Hodder and Stoughton, 1973.)

QuĆ© asombroso es que la gente prefiera consultar palabrerĆ­as satĆ”nicas o la razĆ³n humana antes que la revelaciĆ³n divina. Parte de la culpa tiene que estar a las puertas de la iglesia, la que no ha sido ni suficientemente clara ni confiada al compartir su conocimiento, el resultado de dejar que el escepticismo cientĆ­fico acerca de lo sobrenatural socave la autoridad de las Escrituras.


QuĆ© asombroso es que la gente prefiera consultar palabrerĆ­as satĆ”nicas o la razĆ³n humana antes que la revelaciĆ³n divina. Parte de la culpa tiene que estar a las puertas de la iglesia, la que no ha sido ni suficientemente clara ni confiada al compartir su conocimiento, el resultado de dejar que el escepticismo cientĆ­fico acerca de lo sobrenatural socave la autoridad de las Escrituras.

La Biblia revela sus secretos a aquellos que la leen con reverencia y en obediencia, en un espĆ­ritu humilde y dispuesto a ser enseƱado. Le reditĆŗa mĆ”s a la inteligencia simple que al intelectualismo sofisticado. EstĆ” escrito para la gente comĆŗn en un idioma comĆŗn (el griego del Nuevo Testamento estĆ” tomado de las calles, no de los clĆ”sicos). EstĆ” hecha con la intenciĆ³n de ser tomada tal como es y en serio. Cuando esto se hace, emerge un cuadro claro del futuro.

Muchas cosas son predichas - personales y polĆ­ticas, sociales y del medio ambiente, morales y meteorolĆ³gicas. Pero un evento se destaca por sobre todos: el retorno a este mundo de una persona que viviĆ³ aquĆ­ hace dos mil aƱos, un carpintero del pueblo de Nazaret. Si Ć©l fuera un simple ser humano, esto parecerĆ­a ser increĆ­ble. Si Ć©l fue lo que dijo ser, divino a la vez que humano, el Ćŗnico Dios hombre, su retorno se vuelve creĆ­ble y congruente. Rechazado por un mundo incrĆ©dulo, corresponde que Ć©l sea reivindicado pĆŗblicamente.

Este evento es predicho mĆ”s frecuentemente que cualquier otro y predomina dentro del bosquejo bĆ­blico. La pregunta: "¿A quĆ© estĆ” llegando el mundo?" pasa a ser: "¿A quiĆ©n estĆ” llegando el mundo?" o, aĆŗn mejor, "¿QuiĆ©n estĆ” llegando al mundo?"

La historia serĆ” llevada a su conclusiĆ³n. Y por un ser humano. No por oprimir el botĆ³n de un ataque nuclear sobre la tierra sino por romper los sellos de un rollo que estĆ” en el cielo sobre el cual ya estĆ” escrita la cuenta regresiva de los eventos mundiales (Apocalipsis 5:1; 6:1). En el clĆ­max de la crisis, JesĆŗs mismo reaparecerĆ” en el escenario del mundo para tomar el control personal del gran final.

Este es el corazĆ³n de la esperanza cristiana para el futuro. JesĆŗs es la Ćŗnica esperanza, la Ćŗnica persona con la suficiente habilidad y autoridad, carĆ”cter y compasiĆ³n, para enderezar los males de este mundo enfermo, triste y pecaminoso. En su primera visita a este planeta Ć©l demostrĆ³ que Ć©l podĆ­a hacerlo; en su segunda visita Ć©l ha prometido que lo harĆ”.

En teorĆ­a, la Iglesia de Jesucristo le otorga a su retorno un lugar central. Los credos que se repiten en forma mĆ”s regular, el ApostĆ³lico y el Niceno, lo incluyen como una parte fundamental de la fe. El pan y el vino son tomados en forma regular como recordatorio de su presencia anterior y su ausencia presente "hasta que venga" (1 Corintios 11:26). El calendario litĆŗrgico incluye el Adviento en diciembre, la primera parte del cual anticipa su retorno.

En la prĆ”ctica, sin embargo, el olvido de esta verdad vital se estĆ” extendiendo. Aun durante el Adviento, cualquier pensamiento acerca de su segunda venida es olvidado rĆ”pidamente ante la celebraciĆ³n de su primera venida, en las festividades de Navidad. Algunos se han vuelto tan confundidos e impacientes con las diferencias doctrinales sobre este tema que se han refugiado en el agnosticismo en este asunto. Una cantidad mayor de personas se ha conformado con la obsesiĆ³n del mundo por el presente, concentrĆ”ndose en la aplicaciĆ³n de las perspectivas y esfuerzos cristianos a las necesidades personales y polĆ­ticas del dĆ­a.

Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor; ¡pero el mĆ”s dĆ©bil de estos es la esperanza!

Esta es una tragedia en un mundo de depresiĆ³n y desesperaciĆ³n generalizadas. La Biblia describe a los incrĆ©dulos como "sin esperanza y sin Dios en el mundo" (Efesios 2:12). En tal oscuridad, los cristianos tendrĆ­an que estar brillando como faros de esperanza. DespuĆ©s de todo, ellos son los Ćŗnicos que saben cĆ³mo va a terminar todo. Saben que todo va a terminar bien, el bien triunfarĆ” sobre el mal, que su SeƱor derrotarĆ” al diablo, que el reino de Dios vendrĆ” a la tierra asĆ­ como en el cielo.

Esta esperanza es una "segura y firme ancla del alma" (Hebreos 6:19). La tormenta embravecida de los eventos mundiales se pondrĆ” peor antes que mejor, hasta que cada parte del globo es afectada. ¡Que la lectura de este libro lo ayude a bajar su ancla ahora!

Extractado de J. David Pawson, Cuando Vuelva JesĆŗs , Hodder & Stoughton, 1995. Copyright 1995 por David Pawson

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