Extracto del libro La Cruz de Cristo, John Stott
Holman Hunt, líder de una cofradía de pintores prerrafaelistas en Inglaterra, en la segunda mitad del siglo XIX, pintó La sombra de la muerte. ¿Conoce esa pintura? Muestra el interior del taller de carpintería en Nazaret. Con el torso desnudo, Jesús está de pie junto a un caballete de madera donde ha apoyado el serrucho. Dirige la mirada hacia el cielo; la expresión de su rostro es de dolor, de éxtasis, o ambos. Tiene ambos brazos levantados por sobre la cabeza, estirándose. Al hacerlo, la luz del atardecer que penetra por la puerta abierta arroja una oscura sombra en forma de cruz sobre la pared del fondo, donde el estante para las herramientas semeja una viga horizontal sobre la que sus manos han sido crucificadas. Las herramientas mismas nos recuerdan el fatídico martillo y los clavos. Hacia la izquierda de la escena, en primer plano, una mujer está arrodillada entre las virutas de madera. Sus manos descansan sobre el cofre que guarda los valiosos obsequios de los sabios de Oriente.
No podemos ver su rostro, porque lo ha apartado. Es María, y parece estar alarmada (o da esa impresión) ante la sombra en forma de cruz proyectada por su hijo sobre la pared.
Aquella escuela de pintores ha sido catalogada como sentimentalista. No obstante, fueron artistas serios y sinceros; el propio Holman Hunt estaba decidido, como él mismo lo expresó, a "luchar contra el arte frívolo de la época" y su tratamiento superficial de temas trillados.
Con ese motivo estuvo en Tierra Santa entre 1870 y 1873, Y pintó 'La sombra de la muerte' en Jerusalén, sentado en la terraza de su casa.
Si bien se trata de una escena imaginada por el pintor, teológicamente es acertada. Desde la Juventud de Jesús, incluso desde su mismo nacimiento: la cruz proyectaba su sombra. Su propia muerte era el eje de su misión y la iglesia siempre lo ha reconocido así.
La sombra de la muerte pintura al temple y óleo sobre lienzo 214,2 x 168,2 cm Manchester, Manchester Art Gallery |
Sobre el libro La Cruz de Cristo
Este debe ser uno de los libros más importantes escrito en las últimas décadas. Si tuviera que elegir un libro de teología entre todos me quedo con este, por lo esencial de su exposición y lo relevante de su interpretación. Además nos permitirá entender una de las razones por que no militamos en la misma asamblea que nuestros hermanos de la iglesia de Roma. Por último, la escritura de John Stott es de fácil lectura, se refiere a verdades fundamentales y tiene muy prácticas aplicaciones... tal vez por eso su teología a recibido el nombre de ortopraxis. Comentario de la contraportada del libro
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