La Iglesia existe por la misión así como el fuego existe por su ardor. Emil Brunner
“Tomando el pulso” es un término que proviene de la medicina y es utilizada en diferentes sectores, especialmente económicos o políticos, para expresar el interés de hacer un examen o un análisis para conocer el estado real de las cosas. La evaluación para cualquier sector siempre es un proceso doloroso, también para la obra eclesial.
En una evaluación se trata de buscar e identificar no solamente los logros y éxitos, sino también de analizar las frustraciones y las decepciones. En el Salmo 139:23 encontramos que David clama a Dios que El mismo lo examine, porque sabe que saldrá ganando, aunque signifique un proceso doloroso: "Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos”. Cada evaluación tiene el objetivo de reconocer el estado actual para alinearse a una visión o a un objetivo que guiará al futuro. Esta visión anima y motiva a los obreros y a toda la congregación a visualizar y estrecharse hacia la meta.
Tómele el pulso a su iglesia es un instrumento que le puede ayudar a conocer el estado de salud de su congregación mediante la evaluación de varias áreas claves e importantes de su iglesia. Este instrumento sirve como una herramienta para la autoevaluación y planificación en la iglesia local, dos componentes importantes en el crecimiento cuantitativo y cualitativo de ella. Esta herramienta es provista gratuitamente por la Red de Multiplicación, una organización que busca el crecimiento saludable de las iglesias y fomenta el establecimiento de nuevas obras alrededor del mundo. Más allá de ser un instrumento de medición que revela información vital sobre el estado de salud de una congregación,
Tómele el pulso a su iglesia tiene como propósito fomentar el diálogo y la reflexión profunda entre líderes, miembros y pastores de iglesias locales sobre elementos importantes que determinan el desarrollo y la salud de una congregación. En ese sentido, también sirve para encausar correctamente inquietudes de los miembros y del liderazgo en torno a cómo perciben su iglesia.
Este kit de herramientas que proporcionamos, incluye el texto completo del libro Tómele el Pulso a Su Iglesia: 10 Signos Vitales de Una Iglesia Saludable, escrito por Tim Koster y John Wagenveld, de 292 páginas, editado en España, e incluye el prólogo de José María Romo, Coordinador Nacional Visión Alcance 2020. No incluido en la versión para América Latina y Estados Unidos, de cuál compartimos parte del prefacio. E incluimos los manuales para el maestro y el participante, y un archivo PowerPoint con gráficas para trabajar en un taller de capacitación y evolución con los líderes de la iglesia local.
Prefacio del libro
Este libro presenta diez signos vitales de una Iglesia sana: cinco
compromisos clave y cinco funciones clave. Luego, presenta una
herramienta de diagnóstico de la salud de la Iglesia que usted puede
aplicar a su contexto. Miles de pastores y líderes alrededor del
mundo han encontrado útil este marco de trabajo para organizar el
ministerio y la misión de la Iglesia local. Este libro y la herramienta
gratuita de diagnóstico que presenta son más útiles si se acompañan
con un involucramiento decisivo en las conversaciones. Confiamos
en que los hombres y mujeres humildes, de oración y valerosos, que
reflexionen estos diez signos vitales, serán guiados por el Espíritu
Santo para discernir un futuro deseado para su comunidad de fe.
Una comunidad de fe saludable está arraigada primero en el carácter y la naturaleza de Dios. Comprende su misión y propósito
en el mundo, y organiza su vida y trabajo para ser fiel y eficaz en su
contexto. Ninguno de estos signos vitales va solo, es la combinación
de factores que en conjunto conforman un organismo fiel y fructífero,
la Iglesia viva de nuestro Señor Jesucristo. No hay ninguna magia en
el número diez, pero, con un propósito didáctico, ha servido muy bien en contextos culturales diferentes, proporcionando ideas y un
lenguaje que permite la reflexión de temas importantes en la vida
congregacional y en la misión.
La audiencia a la que está dirigido este libro está representada
en cualquier pastor, líder o miembro de Iglesia, que esté interesado
en mantener conversaciones sanas con otros para fortalecer su
comunidad de fe. En ocasiones se enseña también a los plantadores
de Iglesias, puesto que este libro será utilizado para la plantación de
nuevas congregaciones en países que están en desarrollo alrededor
del mundo. Procuramos usar a propósito términos que sean
sencillos y accesibles; y extraemos ideas de escuelas dedicadas
al crecimiento, a la salud de la Iglesia y a la Iglesia misionera.
Deseamos que usted como lector conozca que nos interesamos
sobre todo en la conversación que surge en oración, bajo la guía del
Espíritu Santo, entre los líderes de la Iglesia y de congregaciones
enteras. Por esa razón ponemos parte del estudio, Tómele el pulso
a su Iglesia (TPSI), y una dinámica para generar la conversación al
final de cada capítulo.
A continuación, se sugieren algunas formas para utilizar este libro:
- Léalo simplemente como material a considerar.
- Utilícelo en un grupo pequeño de estudio o discusión.
- Léalo para considerar la herramienta de diagnóstico para su congregación.
- Utilícelo como parte de un proceso de planificación estratégica en el que se aplique las herramientas del TPSI.
Es nuestra oración que su comunidad de fe pueda encontrar gozo
y propósito, conforme trabaja en torno a esta herramienta y tiene
conversaciones profundas que llevan a cambios significativos y a
congregaciones sanas.
Tim Koster y John Wagenveld
A continuación recomendaciones para el uso de esta herramienta:
Es un proceso más que una actividad.
Esta herramienta solo vale lo que vale de la conversación que emana de ella. La idea central es que Tómele el pulso a su iglesia pueda ayudar a los líderes a encaminar sus conversaciones de evaluación y luego de una planificación para lograr un ministerio más efectivo que tendrá como resultado una iglesia más saludable. Recuerde que el uso del diagnóstico es el “comienzo” de un proceso y que los cambios no suceden de la noche a la mañana. El facilitador debe recordar al grupo que esto es un proceso que toma un buen tiempo y no es solo una actividad.
El formulario debe ser llenado por la mayor cantidad posible de miembros de la iglesia.
Resulta mejor cuando la mayoría de las personas pertenecientes a la congregación (miembros y/o asistentes) participan llenando el formulario y se lo entregan a los líderes para su evaluación. Las personas pueden llenar los formularios anónimamente si lo desean. Los líderes deben sacar los promedios y hacer una lista de todos los comentarios adicionales escritos por los participantes. Cuantos más miembros de la congregación hayan llenado los cuestionarios, más representativa y real será la información con la que trabajará el grupo de liderazgo.
El formulario debe ser llenado por todos los líderes que participarán del proceso.
Los líderes también deben llenar el formulario, pero se sugiere que no se haga anónimamente, ya que tendrán que presentar su punto de vista durante todo el proceso de análisis, evaluación e interpretación. Se sacarán los promedios de los líderes como grupo para luego comparar con los promedios obtenidos por la congregación. A veces las diferencias entre los líderes y la congregación son notables y pueden ser de sumo interés verlas, analizarlas y discutirlas. No hay una regla exacta para el tamaño del grupo, pero recomendamos que se use con un grupo 5 a 15 líderes.
El espíritu del proceso debe ser constructivo.
Este ejercicio debe hacerse acompañado de oración y en un ambiente de madurez emocional y espiritual en el que todos se sientan seguros de participar expresando sus opiniones con libertad. Se quiere reconocer las fortalezas y las debilidades de la iglesia. Los líderes celebran las fortalezas, pero deben estar abiertos a reconocer las áreas débiles para poder mejorarlas. No se debe interpretar nada como ataques personales.
¿Quién debe moderar el curso?
Existen varias alternativas para facilitar este proceso. La primera opción es que sea el pastor, o un líder asignado por la Junta Directiva de la iglesia, quien provea el liderazgo necesario para conducir el proceso de autoevaluación. Es clave que la persona sea respetada por los integrantes del grupo. La habilidad principal de esta persona debe ser moderar la conversación, asegurándose que todos puedan participar y que no se descarrile el proceso. Algunos pastores preferirán que otro modere el proceso para así ser un participante más activo e independiente en la conversación.
¿Como descargar este kit de recursos?
Para descargarlos, debes escribir en el formulario inferior con los datos solicitados, envías, revisa su casilla de email, confirmas tu dirección de email y se abre directamente el enlace en Mega. Favor comprueba tu carpeta de spam. No requiere contraseña ni autorización. Si se dificulta, envíanos un mensaje de WhatsApp, al +5491157466870
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