Por más de medio siglo, el evangelista, autor, periodista e intérprete de la Biblia, Arno C. Gaebelein, predicó apasionadamente las verdades proféticas de la Biblia, y vivió diariamente en la esperanza de su cumplimiento. Mientras él sirvió a Dios, vivió el paso de un siglo a otro y dos guerras mundiales. En todo este tiempo, nunca dudó de la importancia del estudio de la profecía para el crecimiento espiritual y para el tratamiento con el caos cultural. En medio de las tormentas desastrosas de la Primera Guerra Mundial, él animó a los cristianos a no desesperar, ya que llegaría el día en que los tormentos de este mundo iban a retroceder para dar lugar a la victoria de Cristo. En 1915 escribió:
“¡El Señor Jesucristo viene otra vez! ¡Él podría venir en cualquier momento! ¡Podría venir hoy!” En este caso, no se trataba de la necia afirmación: “Él va a venir hoy“.
No se trataba de fijar una fecha específica para Su llegada, lo que hubiera sido, igualmente, necio y equivocado; y, aún así, muchos hoy lo hacen. Era la sobria constatación de un hecho, para sacar a las almas de su irreflexión y su estoicismo, y advertirles del claro testimonio de la única Palabra de Dios, de que el Señor Jesús viene otra vez y que podría ser hoy.
Nacido el 27 de agosto de 1861 en Alemania, A.C. Gaebelein emigró a EE.UU. en 1879 para evitar el servicio militar, y en lugar de ello experimentar la aventura de viajar. Se estableció entre emigrantes alemanes en Lawrence, Massachusetts, y comenzó a trabajar en una fábrica local. Muy pronto comenzó a participar en los servicios religiosos de una iglesia metodista alemana, y en 1881 llegó a ser el asistente del pastor, en la ciudad de Nueva York. En 1881 también sirvió como predicador auxiliar de una misión en Bridgeport, Connecticut, y en 1882 fue enviado a una iglesia en Baltimore. A pesar de nunca haber tenido una educación terciaria, Gaebelein etudió con dedicación, aprendiendo hebreo, arameo, sirio y árabe.
En 1884, Gaebelein fue ordenado como diácono y se mudó a Harlem, Nueva York. Allí conoció a Emma Grimm y se casó con ella en 1885. En 1886 fue encomendado como anciano, y poco después, cuando murió su hija, que era una bebé todavía, comenzó para él un tiempo de intenso autoevaluación espiritual, y comenzó a considerar la posibilidad de salir como misionero. En 1887 se mudó a una iglesia en Hoboken, Nueva Jersey, donde Samuel Goldstein, un pastor judío convertido, lo animó a buscar posibilidades de evangelizar a los inmigrantes judíos. Gaebelein comenzó a predicar en una misión judía, y así desarrolló la pasión por la evangelización de los judíos. Este nuevo trabajo lo obligó a reconsiderar su forma de entender la profecía, y se convirtió decididamente al premilenialismo (es decir, en alguien que cree en el futuro reino de mil años). Él se dedicó al estudio de la cultura judía y al hebreo, y pronto comenzó a editar escritos religiosos en yidis y en hebreo. En el año 1891, Gaebelein solicitó que su denominación lo encomendara como misionero a tiempo completo entre los inmigrantes judíos, y en 1893 comenzó la publicación de Tiqweth Israel— The Hope of Israel Monthly (publicación mensual sobre la Esperanza de Israel).
Muy pronto, Ernst F. Stroeter se unió al trabajo de Gaebelein. Stroeter era profesor de una escuela técnica superior de Colorado. En 1894, comenzaron juntos con lpublicación de ediciones en inglés y alemán de la revista Our Hope (Nuestra Esperanza). Dicha revista se dedicó a publicar informes sobre el trabajo de The Hope of Israel Mission, al igual que al estudio de la palabra profética, ayudando decisivamente a mejorar el trabajo evangelístico y social entre los judíos. Originalmente publicada por Stroeter, y a partir de 1896 entonces por Gaebelein, Our Hope ofrecía a los cristianos conservadores del mundo entero informaciones que enfatizaban el sionismo, los asuntos judíos y el estudio de la profecía. El historiador David Rausch, observó: “Our Hope era un periódico centrado en el movimiento fundamentalista del siglo veinte. A través de este periódico, Gaebelein hizo que la enseñanza de la profecía bíblica llegara a ser la prioridad del movimiento, y la unió con estudios bíblicos profundos y científicos”.
En sus primeros años como misionero entre los inmigrantes, Gaebelein coordinó un trabajo social y evangelístico muy variado, incluyendo el reparto de alimentos y vestimenta, la organización de entregas de medicamentos, enseñanza acerca de nutrición y fondos de ayuda para los judíos en Europa. Gaebelein hablaba fluidamente el yidis, y viajó a Europa y a Rusia para evaluar la situación de los judíos de primera mano. Sobre esos años, escribió: “…Yo estaba comprometido a hacer algo para aliviar el duro sufrimiento de los judíos pobres. Eso llegó a ser una posibilidad extraordinaria para mostrarles el lado práctico del cristianismo”.
Filiales de The Hope of Israel Mission finalmente fueron abiertas en Baltimore, Filadelfia, Pittsburgh y San Luis.
Hacia fines de siglo, su enfoque se desvió de la evangelización de los judíos hacia la enseñanza de la Biblia y las conferencias. A través de contactos con hombres como James H. Brookes, James M. Gran y C.I. Scofield, Gaebelein comenzó a escribir y a hablar ampliamente sobre la profecía. Cuando Brookes falleció, Our Hope se transformó en el sucesor ideológico del boletín de Brookes, The Truth (La Verdad), y llegó a ser un instrumento para la predicación en toda América. Gaebelein creía que Israel no solamente era la clave para la profecía bíblica, sino para toda la historia, y trató de comprender los acontecimientos de aquellos tiempos a través de la cuidadosa enseñanza y aplicación de la profecía.
Entre los años 1900 y 1915 fue creciendo considerablemente su prestigio como profesor de Biblia, y su popularidad. En 1901 Gaebelein dio apertura a la Sea Cliff Bible Conference anual en Long Island. Allí, C.I. Scofield mencionó por primera vez su deseo de publicar una Biblia de estudio, y le pidió a Gaebelein que le ayudara en el proyecto. Ambos eran apasionados dispensacionalistas, y Scofield deseaba que Gaebelein elaborara las partes proféticas de la Scofield Reference Bible. Scofield mismo tenía tan alta consideración por Gaebelein, que le escribió: “Sigue a toda costa tus propios enfoques para los análisis proféticos. Me encuentro a tus pies en cuanto a la profecía, y felicito de antemano a los futuros lectores de la Reference Bible por tener en manos un guía seguro, claro, sensato en un área que para la mayoría es un laberinto”.
Los acontecimientos y la tragedia de la Primera Guerra Mundial perturbaron a Gaebelein, y le causó tristeza ver cómo la guerra pausaba el avance del sionismo. Él advirtió a sus lectores a no equiparar la guerra con Armagedón, y los exhortó a confiar en Dios y a buscar consuelo y ánimo en la Biblia. Gaebelein prestó atención a los acontecimientos de la guerra, y cuando Jerusalén fue conquistada por los británicos, él proclamó esto como el acontecimiento más significativo de 1917.
En los años posteriores a la guerra, Gaebelein se dio a conocer como un vigoroso y exitoso defensor del fundamentalismo, de la infalibilidad de las Escrituras y del premilenialismo. Desde el púlpito, y a través del material impreso, se confrontó con los críticos, e hizo siempre esto con un espíritu decisivo, pero pacífico. En 1922, Wheaton College le otorgó el título de doctor honoris causa en teología. Políticamente, Gaebelein era conservador y veía al comunismo como una gran amenaza. Por su reacción al mismo y por algunas de sus anotaciones sobre teorías de conspiración, fue muy criticado también. En 1933 editó su 38va. publicación, Conflict of the Ages (Conflicto de las eras). Este libro, para algunas personas controvertido, describe toda la historia humana como un conflicto entre Dios y Satanás, y entre la obediencia y la desobediencia a la voluntad de Dios. En el mismo también se refirió a los acontecimientos de ese tiempo, y se concentró especialmente en la amenaza que presentaba el comunismo.
En los años 30, no obstante, los peligros del comunismo cedieron paso a la amenaza que presentaba el nazismo, el cual Gaebelein detestaba. En 1937 viajó a Alemania para ver por sí mismo al régimen nazi y, a continuación, repetidamente lo criticó en las ediciones de Our Hope. Tanto antes como también durante la Segunda Guerra Mundial, documentó y publicó cuidadosamente las atrocidades de los nazis contra los judíos. Mientras que muchos líderes religiosos en Norteamérica ignoraban o negaban los informes sobre el exterminio de los judíos, Gaebelein informaba repetidamente sobre la situación de los judíos. En 1939, E. Schuyler llegó a ser coeditor de Our Hope, aliviando así el trabajo de Gaebelein, quien entretanto ya tenía 80 años de edad. Tal como lo había hecho durante la Primera Guerra Mundial, Gaebelein también se ocupó detenidamente de los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial.
En los años 1944 y 1945, Gaebelein se regocijó por la decadencia de Hitler, pero estaba profundamente entristecido por el Holocausto. Si bien él presenció el final de la guerra, no pudo presenciar el regreso de los judíos a Israel, ni pudo ver la segunda venida del Señor Jesucristo con el arrebatamiento, como había sido su esperanza. En el día de Navidad de 1945, falleció en su casa. En 1942, Gaebelein había escrito una carta que debía ser publicada en el caso de que él muriera antes de la segunda venida del Señor. En la misma proclamó su fe de toda la vida y su esperanza: “Solo Él conoce el momento exacto cuando tendrá lugar el acontecimiento que culmina la historia de la Iglesia, la reunión de los santos de Dios, para encontrarse con Él en el aire. Quizás Él aún se demore, por causa de Su infinita misericordia, para agregar más miembros a Su cuerpo, Su propia plenitud que cumple todo en todos”.
Durante todo su servicio, Gaebelein rechazó las determinaciones proféticas de fechas para el fin, y a aquellos que lo hacían. Él argumentaba que nuestra esperanza y nuestro interés no deberían estar en el anticristo, sino más bien en Jesucristo. En 1939, cuando se levantaban las nubes tormentosas de una nueva guerra, Gaebelein escribió estas palabras, que no se aplican solamente a sus lectores de aquel entonces, sino que también son para nosotros hoy:
“Vemos la tormenta que se aproxima, que precipita todo a un abismo de desesperanza. Miramos una vez más, y vemos un hermoso amanecer. La Estrella de la mañana aparece, el Mensajero del día y el Sol en toda su gloria. Ven, entonces, Tú, Esperanza de los desesperanzados, Tú, Esperanza de Israel, Tú, Esperanza del mundo, de todas las naciones, de la creación entera. Ven, entonces, Señor Jesús.”
Durante todo su servicio, Gaebelein rechazó las determinaciones proféticas de fechas para el fin, y a aquellos que lo hacían. Él argumentaba que nuestra esperanza y nuestro interés no deberían estar en el anticristo, sino más bien en Jesucristo.Por Timothy Demy
Publicado primero en pre-trib.org, traducido al español y publicado por la revista Llamada de Medianoche, mayo 2015
Desde este enlace puedes descargar la Biblia Anota Gaebelein en forma gratuita.
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