Descubre la memorización de las Escrituras
Todo cristiano que quiera que su vida cuente para Dios debe memorizar las Escrituras"
Esto fue lo que me enseñaron en la clase de evangelismo personal poco después de empezar mi entrenamiento en la escuela bíblica. Así que, me lancé a la tarea. En sólo unas semanas había memorizado diez, veinte y hasta treinta versículos.
Pero cuando llegué a los cuarenta, ya había olvidado algunos de los que había aprendido al principio; y mientras más versículos memorizaba, más se me escapaban de la mente los primeros. Al final del semestre me di por vencido. Antes de terminar la escuela bíblica hice un nuevo intento, sólo para fracasar una vez más. Simplemente, no podía retener muchos versículos. Yo pensaba que tenía buena memoria, pero me di cuenta de que en realidad era muy corta.
Así y todo no podía olvidar la profunda impresión que mi profesor de evangelismo causó en mi.
Aquel hombre de Dios memorizaba un versículo de la Escritura cada día. Mediante su habilidad para mencionar de la Biblia, era usado por Dios para ganar incontables personas para Cristo, Así que, oré. Le pedí al Señor que me mostrara cómo podía memorizar las Escrituras. El me contestó con un fácil método para memorizar y retener muchísimos versículos. En aquél momento no me daba cuenta de que algún día sería pastor y necesitarla recitar pasajes de las Escrituras con frecuencia, tanto desde el púlpito como en visitas a hospitales y sesiones de consejería. Tampoco soné que, tiempo después, yo también me convertiría en maestro de escuela bíblica y tendría que recordar instantáneamente muchos versículos para contestar las preguntas que presentarían mis alumnos. De la misma manera que me capacitó para memorizar tanto de su Palabra, sé que el Señor puede hacer lo mismo por ti. Este folleto te explicará algunos de los proyectos básicos que te ayudarán a memorizarla Palabra de Dios. Las instrucciones son simples, y Si sigues este programa con oración, paciencia y persistencia, pronto tú también podrás recitar de memoria muchos versículos bíblicos. La memorización de las Escrituras se convertirá en un placentero hábito, y las recompensas no tendrán comparación. Pero antes de mirar los "cómos" de la memorización de las Escrituras, necesitamos recordar algunos de los motivos por los cuales es tan importante
La importancia de memorizar las Escrituras
EI valor de memorizar las Escrituras nunca será sobrestimado, Es más, constituye una de las cosas
mas esenciales en la vida cristiana. En su libro Creciendo en las estaciones de la vida, Charles Swindoll escribe: "No hay costumbre en la vida cristiana que sea más remuneradora, hablando prácticamente, que el memorizar las Escrituras..
No hay disciplina más útil y galardonadora que esta. No hay ejercicio que pague mayores dividendos espirituales". Consideremos algunos de los beneficios:
1. La Palabra memorizada promueve el crecimiento espiritual.
Nada tiene mayor importancia para un creyente que su propio desarrollo espiritual. El llenar tu mente y tu corazón de las Escrituras te permite "crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". Sea que pases un momento de tranquilidad durante el día, o una noche de insomnio, uno o dos versículos de la Biblia pueden convertirse en el foco de meditación y comunión con Dios.
Al principio de la carrera de Josué como líder del pueblo de Israel, el Señor le dijo: "Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien" (Josué 1:8). El éxito de Josué dependía de que el meditara en la Palabra de Dios y la obedeciera. Lo mismo es cierto para nosotros, y como descubriremos pronto, el memorizar las Escrituras y meditar en la Palabra de Dios van de la mano.
2. La Palabra memorizada limpia al Creyente
Mientras intercedía ante el Padre por sus discípulos, Jesús oraba de esta forma: "Santificalos en tu verdad; tu palabra es verdad" (Juan 17:17). Es a través de la Palabra que el creyente es limpiado.
Al memorizar versículos bíblicos, las Escrituras se convierten en el instrumento por el cual la mente es renovada y el corazón limpiado. Por esta razón el salmista declaró:
En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.
Salmo 119:11
3. La Palabra memorizada es un recurso de seguridad y consuelo.
Todo creyente se enfrenta a tiempo s de crisis y necesidad. Surgen emergencias que nos confunden y a veces son más de lo que podemos resistir. En momentos así, cuando las circunstancias parecen amenazarnos, la Palabra de Dios, que ha estado guardada en nuestras mentes y nuestros corazones, se convierte en nuestra fuerza y solaz.
Hace algunos años el pastor de una iglesia evangélica en un estado totalitario fue encarcelado y obligado a asistir a clases de adoctrinamiento varias horas al día. Un noche, tarde, él y otros prisioneros fueron sacados de sus celdas y les dijeron que tenían que renunciar al cristianismo.
Todos sabían que si decían algo incorrecto tendrían que sufrir serios castigos, y aun la muerte,
Un hombre, aunque creía en Dios, temblando atemorizado, se acobardó bajo este escrutinio y negó su fe.
Antes que llegara el momento del pastor para dar su respuesta, él elevó una oración silenciosa, pidiendo sabiduría y ayuda. Inmediatamente recordó un pasaje que había aprendido hacía mucho tiempo. "Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre. Y esto os será ocasión para dar testimonio.
Proponed en vuestros corazones no pensar ante es como habéis de responder en vuestra defensa, porque y yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan" (Lucas 21:12-15).
Entonces, con toda confianza, se levantó y habló, denunciando el liberalismo y a aquellos que, proclamándose cristianos, negaban la Palabra de Dios y la deidad de Jesucristo.
Maravillosamente, su respuesta fue satisfactoria para sus interrogadores. Las Escrituras memorizadas se habían con vertido en su apoyo fuerte en el preciso momento en que lo necesitó, y el Señor le probó, como lo ha hecho muchas veces anteriormente, que El es fiel a sus promesas.
4. La Palabra memorizada equipa al creyente para un testimonio eficaz
No podemos adecuadamente presentar al incrédulo la s declaraciones de Jesucristo sin usar la Biblia. Para explicar el evangelio exitosamente a un individuo que no ha sido regenerado, debemos poder recitar los versículos clave sin vacilación. y también saber dónde esos versículos se encuentran.
Un incrédulo una vez asistió a una reunión evangelística con el explícito propósito de molestar al predicador. Al final del servicio involucró al evangelista en una discusión, pero cada vez que levantaba un punto de contienda, el evangelista contestaba con una porción bíblica pertinente. Al día siguiente, uno de los amigos de aquel incrédulo notó que éste estaba cabizbajo, y le preguntó acerca de su confrontación con el evangelista. Le contesto "No pensé que estaba tratando de discutir con el Dios Todopoderoso". Las palabras de las Escrituras habían calado hasta el corazón del incrédulo; estaba convencido de pecado, y más tarde aceptó a Cristo como su Salvador personal.
Hebreos 4:12 dice: "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón". Cuán importante es, entonces, citar las palabras textuales de las Escrituras cada vez que sea posible, en vez de usar nuestras propias palabras para guiar
almas a Cristo.
5. La Palabra memorizada es una vía de edificar a otros.
En estos desesperados días, la gente necesita el ánimo y consuelo que sólo la Biblia puede dar. Al recitarles porciones de la Palabra, hablamos la palabra "buena para la necesaria edificación" (Efesios 4:29). Y al transmitir palabras "que dan gracia a los oyentes, nosotros mismos nos edificamos en la fe.
Pero aunque muchos cristianos están conscientes de los beneficios de memorizar la verdad de Dios, pocos aceptan el reto de hacerlo. Algunos simplemente los dejan para otro día, pensando que algún día tendrán tiempo. Otros realmente quieren memorizar las Escrituras, pero no tienen idea de cómo hacerlo exitosamente. Aun otros han tratado de memorizar la Palabra de Dios, pero como les ha faltado la manera de retener los pocos versos que han memorizado, pronto se dan por vencidos.
Si alguna de estas situaciones se aplica a ti, no te desanimes. Existe una manera de memorizar correctamente la Palabra de Dios y de disfrutar las recompensas que trae el memorizar las Escrituras.
El sistema de tarjetas en la memorización
Las tarjetas proveen la más eficaz manera de memorizar las Escrituras. Los siguientes pasos para usar el sistema de tarjetas requieren autodisciplina, pero son un método aprobado de aprender a memorizar la Palabra de Dios.
1.Escribe los versos que vas a memorizar en tarjetas que puedas llevar contigo.
Puedes conseguir en cualquier librería evangélica tarjetas impresas con textos bíblicos, pero , si vas a memorizar muchos textos, conviene que has tus propias tarjetas. Puedes llevar estas tarjetas siempre contigo. Escribe en cada tarjeta de un lado el texto completo, y el anverso la cita bíblica correspondiente.
Al seleccionar los versículos para memorizar, escoge aquellos que te llamen la atención. También querrás memorizar textos acerca de la salvación que puedas usar cuando estés explicando el evangelio al inconverso. Muchos encuentran que les ayuda memorizar versículos acerca de la salvación, que como la seguridad, el guiamiento, el consuelo, la tentación, la gracia y la victoria.
Te recomiendo que memorices versículos de una versión conocida, ejemplo Reina Valera.
Además de memorizar versículos acerca de varios tópicos, es ventajoso aprender un salmo completo o un capitulo entero de la Biblia. Algunos de los salmos favoritos son: 1, 23, 46, 90 y 103; y entre los capítulos mas amados se encuentran Josué 1, Isaías 6, 40 y 53, Juan 17, Romanos 8, 1Corintios 13, Efesios 1, y Hebreos J 1. Muchos como el de los Efesios, 1 y 2 Timoteo, y aun hasta Romanos.
Chet Bitterman, traductor de la Biblia con la organización Wycliffe, memorizó los 105 versículos de l Pedro, un libro escrito para animar a los cristianos primitivos que sufrían persecución a causa de su fe. Poco pensaba Chet cuánto significarían aquellos versículos para él. En 1981, fue capturado por terroristas colombianos, quienes lo tuvieron prisionero por cinco semanas antes de asesinarlo. Mientras estaba cautivo pudo enviar un mensaje a su esposa, en el que citó 1 Pedro 3:15- 16: "Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo". Sin duda este pasaje de las Escrituras le dieron la orientación y ayuda que necesitaba, no sólo al escribirle a su esposa sino al lidiar con los terroristas durante los horrendos días previos a su muerte.
2. Nota el contexto de donde cada verso ha sido tomado.
Cuando leemos un texto aislado en la Biblia, somos muy propensos a malentender el verdadero significado del mismo. Por ejemplo Mateo 6:6 lee: "Mas tu, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto te recompensará en publico". Si memorizamos este versículo sin antes notar el contexto, podríamos pensar que el Señor estaba haciendo énfasis en el misterio en la oración. Una mirada al versículo anterior revela que el Señor estaba enseñando no el misterio sino la sinceridad en la oración. Siempre trata de comprender el versículo que deseas memorizar, observando contexto primero.
3. Lee tus tarjetas.
No trates de memorizar un versículo diario. Más bien, lleva tus tarjetas dondequiera que vayas y simplemente léelas repetidas veces cada día (puedes llevar diez, quince, veinte y aun más). Después de leer cada versículo, voltea la tarjeta y nota la referencia al dorso. Cuando hayas revisado todas tus tarjetas, repite el proceso a la inversa, revisando las referencias primero y luego tratando de recordar el versículo escrito en el lado opuesto.
Hazlo tan frecuentemente como puedas. Esto no traerá presión mental alguna; simplemente es un juicioso uso del tiempo.
Puede que más adelante necesites localizar en tu Biblia el versículo que has memorizado. El aprender la referencia al mismo tiempo que el verso asociará a ambos en tu mente. Y cuando leas u oigas las palabras del texto, o la referencia sea citada, podrás relacionar el versículo con la cita inmediatamente.
4. Dedica un momento cada da regularmente para revisar tus tarjetas.
La exitosa memorización de las Escrituras requiere un esfuerzo sistemático. Para muchos, la mejor hora es la de la mañana, cuando la mente está fresca y libre de distracciones. Para otros, la mejor hora es el momento antes de dormir para que el subconsciente lo asimile después de quedarse dormido. Aparte de estos ratos específicos, utiliza tus momentos de ocio, cuando estés en el autobús o en el tren, durante un descanso en tu rutina diaria, o mientras esperas que te sirvan en un restaurante.
Si Sigues estos primeros cuatro pasos cada día, algunos de los versículos, junto con sus referencias, se quedarán en tu memoria. Lo que pudo haber sido una imposibilidad antes, se realizará sin mucho esfuerzo. Además, tendrás el gozo de saber que te estás equipando para ser un instrumento de bendición sin par para otros.
La vida de Dawson Trotman fue transformada por medio de la memorización de la Palabra de Dios. Antes de ser cristiano, un equipo de jóvenes pidió a Dawson que les ayudara en un concurso con su grupo juvenil. Les ayudó a ganar, memorizando algunos versículos clave de las Escrituras.
Poco después uno de los versículos que había memorizado para el concurso se quedó en su mente. El Espíritu del Señor le habló con tal fuerza por medio del texto, que entregó su corazón a Cristo allí mismo. Ya que al memorizar la Palabra había cambiado su vida, más tarde inició el ministerio de los Navegantes, con su énfasis en la memorización de las Escrituras y el estudio bíblico. Aquel programa de memorización de las Escrituras adelante llegó a darle la vuelta al mundo.
5. Memoriza cada versículo completamente
Asegúrate de que puedas citar palabra por palabra y correctamente el versículo y su referencia.
Solamente después de asegurate que dominas un versículo y su referencia puedes sacar la tarjeta del grupo que llevas contigo cada día. Según separes las tarjetas que hayas memorizado completamente (mas adelante diré más cerca de éstas) pon nuevas en e paquete que llevas consigo de continuo.
- He aquí algunas ayudas para memorizar los versículos completamente:
- Una de las maneras más eficaces es copiar el versículo una y otra vez. El observar las palabras, así como el copiar el versículo a mano, producirán una impresión difícil de borrar. Para ahorrar tiempo puedes abreviar muchas de las palabras según las vayas copiando.
- Otra forma útil de memorizar es susurrarte el versículo a ti mismo o repetirlo en voz alta.
- Siempre que sea posible, da tu paquete de tarjeta a un amigo y pídele que te examine mientras citas los versículos y las referencias.
- Para aprender un texto que contenga una serie de elementos, agrupa las palabras o conceptos consecutivos. Por ejemplo, Gálatas 5:22-23 puede memorizarse mejor notando los primeros tres aspectos del fruto del Espíritu, amor, gozo y paz; luego los próximos tres, paciencia, benignidad, bondad; y finalmente los últimos tres, fe, mansedumbre, templanza.
Al adquirir más práctica en memorizar las Escrituras, probablemente descubrirás recursos adicionales que te ayudarán a aprender los versículos a la perfección y en menos tiempo.
6. Memoriza versículos de diferente traducción siempre que sea ventajoso hacerlo.
A veces otra versión de la Biblia te dará un aprecio adicional del texto. Por ejemplo, en la versión Nueva Versión Internacional , Filipenses 4:5 lee "Que su amabilidad sea evidente a todos", mientras que la Versión de 1960 dice: "Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres"
Cuando escribas un versículo de otra versión en una de las tarjetas, asegúrese de anotar en el lado de la referencia la traducción correspondiente.
Reteniendo en la memora los textos aprendidos
Una cosa es memorizar un gran número de versículos; otra cosa es retenerlos en la memoria
tiempo. Este es problema con que tropiezan muchos cristianos. Aunque tengan éxito en aprender montones de textos, rápidamente lo olvidan. Pero este problema puede solucionarse. La clave para memorizar las Escrituras y retener lo que se ha memorizado, es repasar sistemáticamente los versículos aprendidos. A menos que de vez cuando los repases, muchos pronto se escaparán de tu mente, y gran parte del esfuerzo puesto en el aprendizaje se habrá perdido. Para poder retenelos, necesitas un plan de repaso regular. He aquí como hacerlo:
1. Mantén un repaso sistemático.
Repaso semanal. Una vez que hayas dominado algunos de los versículos del paquete de tarjetas que llevas contigo siempre, separa esas tarjetas y ponlas en un segundo grupo para repasarlas una vez por semana. Dedica un día apropiado cada semana para este repaso, y mantén un horario fielmente. Repasa todas las tarjetas correspondientes al repaso semanal, recitando el texto y luego la cita, y viceversa. Si después de una semana has olvidado una cita, o su referencia, vuélvela a poner en el paquete original. Sé estricto contigo mismo. No permitas que una sola tarjeta se te escape, a menos que puedas recitar el texto y su referencia perfectamente y sin titubear.
Repaso quincenal. Una vez que sepas un texto, u referencia lo suficientemente bien como para no necesitar repasarlo semanalmente, separa la tarjeta para un repaso quincenal. Asigna dos días del mes para este repaso, digamos el primero y el quince de cada mes. Al igual que con el repaso semanal, trata de mantener un horario regular para este repaso. Al repasar regularmente tus tarjetas, hallarás que algunas de las que lees a diario pueden ser trasladadas al repaso semanal, y otras del repaso semanal al repaso quincenal. En un mes tendrás tres grupos de tarjetas con las cuales trabajar: repasos diarios, semanales y quincenales.
Repaso mensual. Los textos para el repaso mensual son aquellos que has aprendido tan bien, que no tendrás necesidad de repasarlos dos veces al mes. Como en el caso de los repasos anteriores, escoge un día fijo para este ejercicio y cúmplelo tan rígidamente como puedas.
Tendrás cuatro grupos de tarjetas diferentes que repasar: diarias, semanales, quincenales y mensuales. Si sigues con cuidado esta rutina, el número total de versículos que confiarás a la memoria va a ser considerable. Mientras más versículos aprendas, más importante será repasarlos con regularidad.
Repaso trimestral. Los versículos que separes para el repaso trimestral son los que no necesitas repasar mensualmente. El repaso trimestral es para asegurarte de que todavía puedes recordar correctamente el texto y la referencia de cada versículo. Si tuvieres dificultad en recordar el texto y la referencia de un pasaje en en tu repaso trimestral, devuelve esa tarjeta a uno de los grupos que repasas con más frecuencia, como el semanal o diario si fuera necesario.
Repaso semestral. Cuando llega el tiempo de este repaso, los versículos y sus referencias te serán tan familiares, que podrás recitarlos al momento. Con el tiempo, habrás aprendido una cantidad de versículos tan bien, que quedarán archivados permanentemente en tu memoria.
A través del proceso de es los repasos, sigue añadiendo versículos a tu grupo de tarjetas diarias y pasando otras tarjetas de un repaso a otro según los textos se fijen más y mas en tu memoria. Cada vez que falles al tratar de recordar una referencia o no puedas repetir un versículo de cualquiera de los repasos correctamente, vuelve a poner la tarjeta donde comenzaste y pásala de nuevo de un nivel de repaso a otro.
Para que no se mezclen las tarjetas que pertenecen a cada nivel de repaso, archivalas en una caja con divisiones rotuladas que separen cada grupo: semanal, quincenal, mensual, trimestral y semestral.
El sistema de repaso puede parecer mucho trabajo, y requiere que inviertas un poco de tiempo y esfuerzo, pero si sigue estas instrucciones decididamente, tus esfuerzos serán coronados con el éxito.
2 Dedicate con entereza a esta tarea.
Muchos comienzan a memorizar la Palabra de Dios con gran entusiasmo, pero no continúan. Aprenden un buen número de versículos, pero después de algunas semanas o meses se desaniman y se dan por vencidos. Posiblemente no se den cuenta de que el memorizar las Escrituras es una tarea espiritual. Al tratar de implantar en sus mentes y corazones la Palabra de Dios, están envueltos literalmente en un conflicto espiritual. Entrar en esta arena con tibieza no es suficiente. Vendrán dificultades e interrupciones. Si vamos a contrarrestar los obstáculos que se nos interpondrán, debemos estar decididos a continuar hasta el final.
Sin importarnos lo que venga. Como Esdras, necesitamos "preparar nuestro corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla" (Esdras 7:10).
3. Persista en orar por ello.
Nuestro gran adversario, el diablo, sabe que el cristiano que busca memorizar las Escrituras puede convertirse en un poderoso instrumento para Dios. Satanás, por tanto, hará todo lo que esté en su poder para detener tus esfuerzos. Ni tú ni yo podemos con tan cruel enemigo. Pero si oramos definitiva y persistentemente acerca de nuestro deseo y compromiso de memorizar la Palabra de Dios, el Señor nos dará la victoria. El apóstol Pablo exhortó: "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu" (Efesios 6: 18).
El uso práctico de la Palabra memorizadas
1. Ponga en práctica en su propia vida las Escrituras que ha memorizado.
El uso más valioso que puedes hacer de los versículos aprendidos es aplicarlos a tu propio caminar con el Señor. De hecho, es sólo cuando la Palabra de Dios se ha convertido en parte de ti mismo, mediante la meditación y la aplicación personal, que puedes esperar llegue a ser un instrumento de bendición a otros.
No se puede meditar apurado. Es esa callada y profunda reflexión en las Escrituras la que permite al Espíritu Santo abrir la mente y el corazón a lo que El quiere decir; cuando meditamos en un pasaje que hemos aprendido, repetimos la porción de las Escrituras una y otra vez conversando con nosotros mismos, considerándola desde un ángulo y luego desde otro.
Tomemos el Salmo 23:1 por ejemplo: "Jehová es mi pastor, nada me faltará". Al meditar en este versículo me pregunto lo que significa la palabra pastor Inmediatamente varias ideas suben a mi mente. Un pastor, guía, protege, atiende a sus ovejas y provee para ellas. Pero el salmista declara que el tiene un pastor que no es un individuo cualquiera. Su pastor que guía, protege, atiende a Sus ovejas y provee para ellas, no es otro que el Señor.
Meditando mas sobre el texto, observo que el salmista no dice "Jehová es un pastor". En vez de ello escribe: "Jehová es mi pastor", con lo que afirma que este pastor poderoso, invencible y protector es suyo. El pastor de David podía enfrentar cualquier necesidad, cualquier problema, cualquier circunstancia, cualquier enemigo. Con razón podía exclamar: "Nada me faltará"
Me pregunto si puedo de verdad decir que este mismo pastor es mi pastor personal. Si lo puedo hacer, ¿por qué no confiarle mis problemas y cuidados? ¿No puede él lidia con mis circunstancias presentes como lo hizo con su pueblo hace tanto tiempo? Si mis ojos estuvieran fijos en mi pastor, yo también, podría decir: "Nada me faltará". Si no, ¿Cuál es el motivo de mi desconfianza?
Pero cuando David dice que el Señor es su pastor, está implicando que el es oveja del Señor. De la misma manera, si yo digo que el Señor es mi pastor, me estoy comparando con una oveja, su oveja. Esto me hace pensar en las características de las ovejas. Las ovejas son débiles, indefensas, sin sentido de orientación, fáciles de extraviar, y necesitadas de constante cuidado, guiamiento, protección y provisión. Cuán consciente estoy de que esto es una descripción exacta de mí mismo!, y me hace apreciar a mi pastor mucho más. Entonces recuerdo Juan 10:11, donde el Señor dice: "Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas". Y yo soy una de esas ovejas, una de esas ovejas débiles, necias, necesitadas, por las que el dio su vida. Y mi corazón se eleva alabanza..
Así que, la meditación puede guiarnos a escudriñar nuestros corazones, a la confesión v al arrepentimiento. También hará brotar la oración y la renovación del espíritu, así como la gratitud y la alabanza.
Una meditación como esta no tiene que limitarse al cuarto de la oración. Puede hacerse en cualquier lugar y a cualquier hora; siempre v cuando la mente esté libre y pueda concentrarse. Habiendo memorizado un pasaje, podemos reflexionar en el mientras viajamos en el autobús, esperamos en el aeropuerto, y hasta cuando caminamos solos e el parque o por la calle. Al repetirnos el pasaje a nosotros mismos y orar para que el Espíritu Santo ilumine el texto, podemos comenzar a meditar la verdad que encierra. Recordemos Filipenses 4:8
"Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad". De esta forma se cumple la exhortación de Pablo: "La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros" (Colosenses 3:16).
El almacenar pasajes de las Escrituras en la mente, junto con la meditación sobre los mismos, debe ser seguido por la obediencia a lo que Dios dice. El rendirse al Espíritu de Dios es indispensable si una vida ha de ser verdaderamente bendecida por El. Nuestras vidas deben caracterizarse por una sumisión absoluta y pronta, no sólo a algunos, sino a todos los mandamientos del Señor. Esta vida de dedicación total no llega fácilmente, pero es único camino a la bendición real y permanente.
Al aplicar la palabra memorizada a nosotros mismos, podemos entonces esperar que el Señor nos use en su servicio,. Es por esta razón que el Espíritu Santo declara por medio del apóstol Pablo: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2 Timoteo 3:16-17).
Jacobo DeShazer fue uno de los pilotos derribados por los japoneses durante el primer bombardeo a Tokio en la Segunda Guerra Mundial. Años más tarde se enteró de que en el mismo momento en que su paracaídas descendía lentamente hacia tierra, su madre despertó de noche con el extraño sentimiento de que caía, caía y caía por el aire. Una gran carga de oración por su hijo vino sobre ella en aquel momento, y durante los cuarenta meses que Jacobo estuvo detenido en confinamiento solitario en una prisión japonesa, sus padres cristianos, aunque no conocían su paradero, oraban por él constantemente.
Luego de varios meses en cautiverio, Jacobo fue informado por sus captores que podía tener una Biblia prestada por sólo tres semanas. Aunque DeShazer había sido criado en un hogar cristiano, nunca había tomado en serio las declaraciones de Jesús. Pero después de muchos meses de monotonía y soledad, le fue proporcionada una Biblia, y devoró su contenido, Tan pronto como hubo suficiente luz, Jacobo leyó y Ieyó, hora tras hora. día tras día. Leyó toda lm Biblia varias veces .
Mientras leía, DeShazer finalmente se dio cuenta que era un pecador condenado ante los ojos de un Dios Santo. Comprendió, también que su culpa había sido pagada por Jesucristo, el Hijo de Dios, cuando murió en la cruz y resucitó de los muertos para ser un Salvador vivo. Allí, solo en su celda, DeShazer confío en la palabra de Dios y se entregó a Jesucristo aceptándole como su Salvador. Fue lleno de tal gozo que más tarde declaró: "No hubiera cambiado de lugar con nadie en aquellos momentos".
DeShazer recordó que la Biblia que había estado leyendo pronto le seria quitada, así que decidió memorizar todo cuanto pudo. Entre las porciones que aprendió de memoria se encontraban el gran capítulo del amor, 1 Corintios 13, y varios pasajes acerca de la obediencia a D1oS y el amor hacia el prójimo. Como resultado de la meditación sobre estas porciones de la Palabra, Jacobo entendió que ahora que era cristiano, el Señor esperaba su obediencia a El, y que esta obediencia incluía el amor hacia sus enemigos.
Poco tiempo después DeShazer enfrentó una verdadera prueba. Una mañana, luego de ser llevado afuera para hacer ejercicios por unos minutos, el guardia tiró la puerta de la celda y el pie de Jacobo quedó trabado en la misma. En lugar de abrirla para librar el pie descalzo, el guardia comenzó a darle patadas con sus pesadas botas. Finalmente Deshazer logró abrir la puerta lo suficiente para liberar el ple y entonces se desplomó en su celda.
Inmediatamente se lleno de amargo resentimiento hacia el soldado. En ese momento Mateo 5:444, uno de los versículos que había memorizado subió con fuerza a su mente: "Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen". Jacobo reconoció que era un reto del Señor para que se rindiera a Él.
Por este tiempo ya Deshazer había aprendido un poco de japonés, y cuando el guardia apareció la mañana siguiente, Jacobo lo sorprendió con un cortés saludo en japonés. EI asombrado captor pronto reconoció un extraordinario cambio en su prisionero. Según pasaba el tiempo, la propia actitud del guardia hacia Jacobo también fue completamente alterada y en vez de tratarlo duramente, le extendía favores especiale Jacobo aprendió que amar a nuestros enemigos como nos enseñó el Señor es la mejor manera de actuar hacia sus semejantes.
Después de ser cristiano, Deshazer estuvo preso por catorce meses más en celda solitaria, y aquellos versículos que había memorizado fueron su fuerza y consuelo. Antes de terminar la guerra, mientras todavía estaba en su celda, Jacobo sintió que el Señor le llamaba a traer el evangelio a los japoneses algún día. Dos meses después de ser liberado y haber vuelto a los Estados Unidos, DeShazer se matriculó en una universidad bíblica a fin de prepararse para servir de misionero al Japón. Cuando regreso a Japón cuatro después. muchos querían oírle predicar y dos de sus antiguos guardias de prisión respondieron al llamado de salvación.
¿Quién puede contar las bendiciones que llegan como resultado de la oración de padres justos, de
la lectura de la Biblia, del creer la Palabra de Dios, de memorizar las Escrituras, y de andar a la luz
de este Libro?
2. Proclama la Palabra memorizada al inconverso
Si tu mente y tu corazón están llenos de la Palabra, querrás hablar acerca de las buenas nuevas de salvación dondequiera que vayas, pues el Señor ha dicho: "De la abundancia del corazón habla la boca" (Mateo 12:34). Hay muchas maneras de hacer esto. He aquí solo dos ejemplos:
Un estudiante cristiano que tenía el hábito de repasar sus tarjetas de memorización mientras iba y venía de su trabajo en el tren, se aprovechó de una característica humana muy natural. Cada vez que viraba la tarjeta, la persona sentada a su lado a menudo sentía curiosidad por lo que estaba haciendo, y muchas veces hasta se inclinaba para tratar de leer lo que estaba escrito en las tarjetas.
Así que, preparó un grupo especial de tarjetas con versículos breves pero muy al grano, escritos de forma grande y legible, especialmente diseñados para cualquier pasajero curioso. El tren estaba a menudo repleto y ruidoso, pero este joven pudo descubrir que podía de esta manera comunicar el evangelio a cualquier viajero a quien le picase la curiosidad.
En una ocasión me telefoneó una mujer por error. Le dije que habla marcado el numero equivocadamente, pero antes que ella pudiera desconectar le pregunte si podía compartir con ella un versículo de las Escrituras. Cuando dijo que sí, le recite Juan 3:16. Cuando terminé, ella dijo: "Es admirable que usted me esté citando pasajes de la Biblia en momentos como este", pues, explicó ella, el cuerpo de su hija estaba tendido en una funeraria cercana y el servicio fúnebre se efectuaría dos días más tarde. Pude hablarle de la gracia de Dios en Cristo y orar con ella en esos momentos de dolor.
3. Proclama la Palabra memorizada a otros cristianos.
La Palabra memorizada pudiera extender tu ministerio y pagar incalculables dividendos espirituales. Edificará a los santos al tú citar las Escrituras y orar en público; animará a los enfermos cuando les traigas una adecuada porción de la Biblia; confortará a aquellos que estén pasando por tribulaciones "por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios". No solamente eso, sino que un texto dicho en conversación casual con otro creyente puede llegar a ser "como manzanas de oro"; y un pasaje de las Escrituras incluido en la correspondencia, puede animar a otro a muchas millas de distancia. Según crezca tu conocimiento de los pasajes de las Escrituras, encontrarás puertas que se abren cada vez más ante ti. Memorizando la Palabra de Dios entrenarás para ser "instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra" (2 Timoteo 2:21).
¡Ahora es el momento de comenzar!
Al leer este librito, has visto cómo el Señor usa individuos en varias facetas de la vida y bajo diferentes circunstancias cuando han memorizado su Palabra. Posiblemente tú te hayas dicho alguna vez: "Quisiera poder memorizar las Escrituras también, pero estoy muy ocupado" o: ("no tengo
tiempo"), o: ("no sé cómo").
Antes de decidir que el memorizar la Palabra de Dios es algo que simplemente no puedes hacer, permíteme dirigirte una pregunta: "Cuáles son las prioridades en tu vida?" Recuerda lo dicho por Charles Swindoll: "No hay costumbre en la vida cristiana que sea más remuneradora, hablando prácticamente, que el memorizar las Escrituras".
Y la mayor autoridad de todas, el Espíritu de verdad, declara a través del salmista que las Escrituras son deseables más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que la miel, y que la que destila del panal. (Salmo 19:10)
Deseas ser rico en las cosas que cuentan, no solo por un tiempo sino por la eternidad? Entonces invierte tu tiempo y energía en lo que te traerá la mayor recompensa. Decídete ahora a memorizar las Escrituras. No lo dejes para mañana. No esperes a la próxima semana, o al próximo mes, o a otra fecha cualquiera. ;Comienza hoy! Compra un paquete de tarjetas de siete por doce centímetros, llénalas con los versículos que quieras aprender, y comienza a leerlas repetidas veces día tras día.
Continúa en la fortaleza que el Señor te da al depender de El. Domina los versículos sistemáticamente, y luego persiste en sus repasos regularmente, Nunca te arrepentirás. encontrarás que las palabras de verdad son "deseables más el que oro".
Tú también
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