El autor nos presenta siete perspectivas desde la Biblia sobre esta calamidad tan frecuente en las vidas de los creyentes, y en las iglesias locales, y sus consecuencias.
La plaga de la impuntualidad, por Jurgen O. Schulz
Periódicamente llegan plagas a diferentes partes del
mundo, y lamentablemente la iglesia no está exenta de ellas.
Hay una plaga contagiosa que ha dañado la salud espiritual
de un gran número de congregaciones cristianas, creo que es
tiempo que nos concienticemos sobre la necesidad de
combatir esta mal. El problema al que me refiero es - la plaga
de la impuntualidad.
Es cierto que a cualquiera de nosotros a veces le pasa
algo imprevisto que impide llegar a la hora indicada. Pero,
infelizmente para muchos la impuntualidad se ha vuelto
crónica; se ha convertido en un hábito de vida. Y quiero
identificar ocho motivos por los que debemos declarar la
guerra contra esta plaga.
1. Es señal de indisciplina personal
"Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del
cielo tiene su hora."
"El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y
el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio. Porque
para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio... " (Eclesiastés
3:1; 8:5,6)
Todos tenemos siete días a la semana. Cada día tiene 24
horas. Hay tiempo para cada actividad. Hay tiempo para
dormir, para cocinar, para comer y trabajar. Y necesitamos
dar tiempo a Dios.
Varias veces por semana, nos reunimos como una
iglesia local, dejando los demás quehaceres. Son pocas horas
al final de cuentas que nos reunimos como pueblo de Dios.
¿No seríamos capaces de dar al Señor el tiempo que hemos
señalado para ese propósito?
Tal vez algunos tendrán que alistar el almuerzo de
domingo la noche anterior; otros tendrán que levantarse más
temprano. Otros llegan tarde porque están haciendo en el día
del Señor lo que deberían hacer en los otros seis días de la
semana.
La impuntualidad demuestra indisciplina. Una
característica de uno que administra bien su tiempo es la
puntualidad. Al llegar siempre tarde, damos a conocer que no
sabemos organizar nuestra vida y nuestro tiempo.
El Sr. Donald Whitney dijo: "Una vida piadosa es el
resultado de una vida espiritual disciplinada. Y, en el centro
de una vida espiritual disciplinada está la disciplina del
tiempo."
El Señor Jesús nos da un ejemplo: "Y cuando era la
hora, se sentó a la mesa" (Lucas 22:14). Su vida es un
modelo de perfecto orden y armonía.
El vino al mundo "en el cumplimiento del tiempo". Y vivía
cumpliendo en el momento preciso los propósitos de Dios.
Cada cristiano debe tener como meta crecer hacia la
semejanza de Cristo-y parte de esa semejanza es la
puntualidad.
Un hermano presentó una solicitud para trabajar como
misionero con una cierta misión. Le citaron a las 3:00 de la
mañana para una entrevista.
Era una mañana fría, pero el candidato llegó a la hora citada.
El esperó hasta las 8:00 de la mañana hasta que por fin llegó
el entrevistador.
La primera pregunta que se le hizo era: "Deletréeme la
palabra "panadero".
"P-a-n-a-d-e-r-o"
"Muy bien, ahora veamos cuanto sabe de números. Dos
multiplicado por dos, ¿cuánto es?"
"Cuatro," dijo el candidato.
"Muy bien," fue la respuesta. "Mañana voy a recomendar
al directorio, que le acepten como misionero. Ud. ha aprobado
el examen."
En la reunión con el directorio el entrevistador dijo: "El
candidato tiene todas las cualidades de un misionero."
"Primero, puse a prueba su auto-negación. Le cité a las
3:00 de la mañana en una noche fría. El dejó su cama
caliente para estar allí sin ninguna palabra de queja."
"Luego, le probé en el área de la puntualidad y él llegó a
hora."
"En tercer lugar, le examiné en cuanto a la paciencia. Le
hice esperar 5 horas para verme, y no demostró ninguna
impaciencia por la larga espera."
"Cuarto, le puse a prueba en el área del enojo. El
candidato no demostró ningún indicio de ello; ni siquiera
cuestionó mi tardanza."
"Quinto, probé su humildad. Le hice preguntas que aún
un niño pequeño podía responder y él no se demostró
ofendido de ninguna manera."
"Este hombre cumple con todos los requisitos para ser
la clase de misionero que necesitamos."
El ser puntual es una disciplina básica e importante de
la vida.
2. Es perjudicial para el desarrollo de las reuniones
"Hágase todo decentemente y con orden" (1 Corintios
14:40).
En muchas congregaciones las reuniones comienzan
con unos cuantos hermanos presentes y de a poquito llegan
los demás como a gotas. Mayormente se tiene que comenzar a
alabar a Dios muy apenas con unas pocas voces. El director
tiene que dirigir la alabanza frente a una cantidad de asientos
vacíos. A veces los primeros cantos son dúos o tríos hasta
que algunos más aparecen.
Si la prédica comenzara a la hora señalada, la mayoría
perdería la primera mitad del mensaje. Puesto que el
predicador ha pasado horas orando, estudiando y
preparando, preferimos que él predique a personas que van a
escucharle y no a asientos vacíos. Por esta razón, el mensaje
se posterga hasta que más gente llegue. Y al final no falta
alguno que diga: "Aquí terminan muy tarde las reuniones."
A veces estamos adorando en la Cena del Señor, y
siguen entrando hermanos para tomar su asiento a media
reunión. Interrupciones de ese tipo distraen y detractan de lo
que estamos haciendo. Otros llegan tarde y luego piden un
himno que ya se cantó antes que ellos entrasen. Se han
perdido la mitad de la reunión y no están al tanto de lo que
pasó en la primera parte del culto. Algunos llegan tan
atrasados que han perdido el primer símbolo y alguien tiene
ir a servirles expresamente a ellos. Todo eso resulta muy
negativo.
¡Qué tremendo sería, en cambio, que todos estuviésemos
presentes 5 ó 10 minutos antes del inicio! Podríamos
sentarnos y preparar nuestros corazones en la presencia del
Señor, meditar en un himno o leer algún pasaje de la Palabra
de Dios. En el momento de comenzar todos uniríamos
nuestras voces en alabanza a Dios. Habría un coro unido
desde el primer himno. ¡Cuánto más ánimo y expectativa
habría si todos participáramos juntos desde el inicio de la
reunión!
Si llegáramos temprano a las reuniones nocturnas,
podríamos estar orando silenciosamente que Dios nos hable,
que derrame su bendición y obre en la reunión.
¡Qué diferencia habría en nuestros cultos si nos libraramos
de los perjuicios de la impuntualidad!
3. Es una costumbre negativa que contagia a otros.
"Un poco de levadura leuda toda la masa" (Gálatas 5:9)
Otro de los problemas de la impuntualidad es que - es
altamente contagiosa. Mayormente los hermanos nuevos
suelen llegar a la hora. Ellos dan por sentado que todo
creyente ha de tener un ferviente interés en aprovechar cada
minuto de la reunión. Con el correr del tiempo, ellos observan
que este no es el caso con los hermanos más antiguos, y
pronto comienzan a seguir su mal ejemplo. Ellos dicen: "Aquí
estoy fuera de honda, nadie respeta la hora, ¿por qué lo voy a
hacer yo?" Se acomodan a la costumbre general y así otros
más ingresan a las filas de los tardones.
La Palabra de Dios nos exhorta: "... decidid no poner
tropiezo u ocasión de caer al hermano" (Romanos 14:13). "Sé
ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor,
espíritu, fe y pureza" (1 Timoteo 4:12). ¿Qué tipo de ejemplo
estás dando tú?
4. Es un testimonio negativo para los de afuera.
"Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros
corazones, conocidas y leídas por todos los hombres" (II
Corintios 3:2).
Los demás oyen nuestras palabras, pero sobre todo
observan nuestras acciones. Nuestra vida es una carta
abierta que ellos leen cuidadosamente.
Cuando ven nuestra falta de preocupación para ser
puntuales en llegar a las reuniones, ellos leen un mensaje de
apatía e indiferencia respecto a Cristo y el evangelio.
Al ver nuestra impuntualidad es probable que los de
afuera saquen conclusiones como las siguientes:
-"A esta gente no le interesa mucho lo que ocurre aquí."
- "Evidentemente no es algo muy prioritario para ellos."
-"Si los miembros de esta iglesia demuestran tan
poquito apego a las cosas de Cristo, creo que el asunto no me
va a interesar mucho."
Pero, si llegada la hora, el local está lleno de gente que
canta y participa con entusiasmo y fervor, los que entran
dirán: "Aquí hay algo. Lo que veo en esta gente me despierta
el interés de saber más."
Nuestra actitud respecto a la puntualidad podría decir
mucho a los que nos observan. ¡Cuidado que de esa manera
estemos poniendo tropiezos a otros!
5. Es una manera de robar tiempo a los demás.
"El que hurtaba, no hurte más" (Efesios 4:28).
Cuando otros tienen postergar el inicio de la reunión a
causa de nuestra impuntualidad les hemos robado tiempo.
Otros disciplinadamente han llegado a hora para adorar al
Señor y nosotros hemos quitado tiempo de la adoración
haciéndoles esperar hasta que se nos ocurra aparecer.
En este caso hemos jugado el papel de ladrón, robando
a otro uno de sus bienes más preciosos-su tiempo. Y no sólo
hemos robado a los hermanos, también hemos robado a Dios
un tiempo de adoración. La Biblia nos exhorta:
"El que hurtaba, no hurte más".
Lucas 6:31 dice: "Y como queréis que hagan los
hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos."
¿A cuántos les gusta que otros le hagan esperar? A nadie le
agrada eso. Entonces, no demos a otros el trato que no
quisiéramos recibir de ellos.
6. Demuestra falta de consideración por otros.
La puntualidad es una forma de demostrar alta estima
por otras personas y su tiempo. Ser puntual es una parte del
amor cristiano. Es pensar en el bien de los demás y no sólo
en el mío. La impuntualidad es desestimar a otros y a su
tiempo. Filipenses 2:3 dice: "estimando cada uno a los demás
como superiores a él mismo." Una forma de mostrar esa
consideración es por medio de la puntualidad.
El llegar atrasado demuestra falta de respeto para otros.
Estamos diciendo: "No me importa si otros tienen que
esperarme a mi. Que me esperen." Llegamos y si la reunión
no ha comenzado decimos: "Ah, estoy a hora. No ha
empezado todavía." En lugar de eso debemos decir: "Por mi
impuntualidad, soy culpable de atrasar el inicio de la
reunión. Hay hermanos que llegaron más antes que yo y ellos
han tenido que estar aquí esperando hasta que hubiera más
gente para iniciar la reunión. A causa de personas como yo
este culto está comenzando tarde."
En cierta oportunidad el gerente general de Patiño, el
magnate de las minas, tenía una propuesta para mejorar la
relación obrero / patronal.
Él quiso sugerir que el obrero fuese pagado en la moneda en
que se vendía el mineral; sea libra esterlina, dólar americano
o lo que fuera. Se fijó una reunión para las 10:00 de la
mañana para que el gerente conversara con Patiño al
respecto. Cuando Patiño no llegó a las 10:00 el gerente le
esperó hasta las 10:05 y dijo: "a mí nadie me va a faltar
respeto" y se fue. Por la impuntualidad de Patiño esa reunión
nunca se produjo. Ese gerente entendió claramente que la
falta de puntualidad demuestra falta de respeto-por más que
seamos el hombre más rico del mundo.
¿Se nos ocurre que algunos de nosotros está faltando
respeto a sus hermanos todas las semanas? Están fallando
en cumplir el mandamiento más repetido en la Biblia-que nos
amemos los unos a los otros. Muchos no se dan cuenta de
cuanta frustración han causado a otros por sus atrasos a las
reuniones, y de cuanto desaliento han sembrado. Es
importante tomar conciencia de ese hecho.
7. Es motivo de pérdida de bendiciones
Mateo 25:1-13 nos relata la parábola de las Diez Vírgenes.
En esa historia aprendemos tres cosas de las vírgenes que
llegaron tarde:
a) Llegaron atrasadas por no hacer los preparativos
necesarios.
La puntualidad requiere preparar las cosas de antemano
para poder evitar los atrasos. Necesito hacerme las siguientes
preguntas:
¿Qué cosas debo atender el día anterior?
¿Cuánto tiempo necesito para alistarme?
¿Cuánto tiempo necesito para llegar a la reunión?
-¿A qué hora debo partir de mi casa?
b) Las que llegaron tarde son denominadas: "imprudentes".
Tendríamos que deducir de esta historia que la
impuntualidad es una imprudencia. ¿No seríamos prudentes
en corregir esta área de nuestra vida?
c) Por su atraso perdieron una bendición grande.
Por su impuntualidad las insensatas se perdieron la
boda. En esta parábola eso representa perder el reino de
Dios. Fue un pequeño descuido, pero resultó en un gran
perjuicio. Los pequeños atrasos pueden ocasionar grandes
consecuencias.
¡Cuánto bien espiritual hemos perdido por habernos
perdido la primer mitad de muchas reuniones ¡Cuántas
veces el Señor tenía una palabra para nosotros, pero no
estabamos allí para recibirla! ¡Cuánto pan espiritual hemos
perdido por nuestros atrasos! ¡Cuántas horas de alabanza a
Dios hemos desperdiciado!
Cuando Alejandro el Magno fue preguntado cómo había
podido conquistar el mundo, él respondió: "fue logrado por no
demorar." ¡Cuánto avance hemos perdido nosotros por
nuestras demoras en las cosas de Dios!
Probablemente la mayoría raramente falla en su
puntualidad a su trabajos seculares. ¿Hemos de hacer menos
para Aquel que su vida dio por nosotros en la cruz? Si
nosotros cumplimos puntualmente con nuestros empleadores
terrenales, ¿acaso no merece mucho más nuestro Señor
Jesús?
Cuando terminamos de sacar todas nuestras excusas,
tenemos que admitir que en el fondo tenemos un corazón que
ha perdido su primer amor.
Hay un refrán que dice: "Cuando el corazón está bien, los
pies son veloces." Tal vez aquí está la verdadera razón porque
nos cuesta llegar a la hora. El problema no está en los pies,
sino en el corazón.
¿Hasta qué punto has sido tú afectado por esta plaga?
Probablemente todos tenemos que admitir que hemos sido
contagiados. Posiblemente nunca nos hemos propuesto
seriamente a corregir esta costumbre negativa. Pero, por
medio de este estudio, hemos aprendido ocho buenas razones
para hacerlo.
¿Estás dispuesto a proponerte ante Dios a combatir este
problema en tu propia vida? ¿No es tiempo que tú abandones
las filas de los tardones?
Te animo a que declares guerra contra la impuntualidad. Aún
no es demasiado tarde para hacerlo.
Jurgen O. Schulz vive en La Paz, Bolivia, y su ministerio incluye el predicar y el enseñar, con un enfoque especial sobre la gracia y como vivir una vida Cristiana. Autor del libro Una Ventana Al Corazón De Dios, disponible en Amazon.
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